Peleas entre hermanos

¿Qué hacer cuando aparece la rivalidad entre hermanos?

Las explosiones de celos y rivalidad entre hermanos entran dentro de la normalidad en una relación fraternal. Pero es muy distinto que puedan surgir conflictos entre ellos a que las peleas, la competitividad y la agresividad sea la tónica dominante en su relación. Y nosotras, como madres, tenemos mucho que decir y hacer en ello.

 

“Es posible que nuestros hermanos sean los guardianes de nuestra identidad,

las únicas personas que tienen acceso a nuestro yo real

Marian Sandmaier

Si ayudar a tu hijo a que aprenda a gestionar sus emociones ya te convierte de forma inmediata en madre superheroína, hacerlo de forma simultánea con dos hijos o más, ¡ay amiga!, eso es de matrícula de honor. Y es que no es que sea una cosa más fácil o difícil que la otra, si no que requieren de nosotras aprender técnicas diferentes para adecuarnos a una u otra situación.

¿O acaso es igual una sesión particular que una conferencia a 100 personas? (por experiencia con ambas cosas te puedo asegurar que no!) Ambas cuestiones requieren de destrezas concretas que no siempre van a funcionar en la otra situación… De la misma forma, nosotras como madres deberemos adaptar nuestro registro para que la relación fraternal sume en positivo y no en negativo.

Hermanos, no rivales

Ya sabéis que soy fan de la lectura y especialmente de los libros sobre maternidad y libros de pedagogía. A lo largo de varios posts te he hecho recomendaciones de libros que a mí me han servido enormemente, ya no solo para enriquecer la metodología de My Family Lab; si no también, y sobre todo, como madre. 

Por eso, para afrontar este tema de la rivalidad que surge entre hermanos me parece imprescindible recomendarte un libro que me parece una apuesta segura si no sabes ya cómo abordar la situación de conflicto que se genera entre tus hijos: Hermanos, no rivales de las psicólogas Adele Faber y Elaine Mazlish . Son las mismas autoras del título Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen, libro del que soy ¡fan number one!.  

No te imagines un ensayo sesudo o demasiado teórico, porque precisamente una de las cosas que más valoro de este libro es que está escrito desde el humor, la inteligencia y la comprensión. Además, tiene una aproximación muy práctica: basándose en ejemplos reales de conversaciones con padres y a través de gráficas viñetas, se abordan problemas y se proponen soluciones que son aplicables en el día a día.

Por supuesto, a continuación también te propongo tres cosas que puedes hacer cuando aparece la rivalidad entre hermanos.

Rivalidad entre hermanos, que hacer para NO fomentarla

Ojalá fuese una ecuación matemática exacta y te pudiese asegurar que haciendo lo que te propongo a continuación, tus hijos no se pelearán nunca más… Peeeeero me temo que no es tan así. 

Sin embargo, sí te puedo asegurar que si pones en práctica activamente los siguientes consejos, la rivalidad entre tus hijos disminuirá hasta límites insospechados, lo que provocará de forma directa la eliminación de la mayor parte de conflictos.

¿Preparada? ¡Coge papel y lápiz, que allá vamos! 😊

1. Evita las comparaciones

Nos salen de forma automática; es más, en muchas ocasiones pensamos en su uso como una forma positiva de incentivar. Sin embargo, y haciendo caso al refrán, las comparaciones son odiosas. Y, además, añadiría yo, son uno de los focos más potentes para desarrollar la rivalidad entre hermanos.

¿A qué me refiero exactamente? A las frases del tipo “mira qué bien está comiendo tu hermano/a”, “a ver si tomas nota de Fulanito/a, que ha hecho lo-que-sea”…

Y aunque pensemos que esto ayudará a que las fortalezas de uno se le “peguen” al otro, puede resultar todo lo contrario, ya que son comentarios que pueden herir, hacer sentir inferior e, incluso, desmotivar. Además de que no es razonable que deban comportarse igual o tener los mismos resultados en todas las actividades, aunque las hagan conjuntamente. Cada hijo es un individuo similar y en la diversidad que aportan la familia se enriquece.

2. Elimina las etiquetas

Es otra práctica que las madres solemos (y me incluyo) hacer de forma instintiva. Etiquetar es sencillo: nos ayuda a entender al mundo y a las personas, ya que al categorizar en grupos todo nos resulta más fácilmente comprensible.

Desde etiquetas más visibles cuando atribuimos a un niño una cualidad de forma repetida (“eres un desordenado”, o “eres un poco quejica”), hasta etiquetas más sutiles (“tú eres la mayor y deberías ser el ejemplo para tu hermano”), solemos usar este tipo de lenguaje con frecuencia. Y aunque pensemos que no, son conceptos que calan en nuestros hijos y en los que después se reafirman, sintiéndose incapaces de salir de ellos.

Y esto no solo pasa con actitudes que puedan tener, si no también con aptitudes. ¡Cuántas veces hemos oído que hay un “hermano deportista” o “músico” o “creativo”! Dicho de esta forma pareciera que es un terreno vedado para los demás, que nunca podrán superar al que ya lleva la etiqueta, de igual forma que este no podrá destacar en otra actividad que no sea la asignada…

3. No fomentes la competitividad entre hermanos

“¡a ver quién se acaba antes la comida!”, “¡a ver quién llega antes al coche!”, “¡a ver quién saca mejores notas!”… Aunque lo podamos percibir como un simple juego, en realidad lo que hacemos es fomentar la sensación de rivalidad entre hermanos, potenciando la posibilidad de que surjan conflictos entre ellos.

Y en los momentos de rivalidad…

Aprender a gestionar las peleas que puedan surgir por estas rivalidades es fundamental. Aquí te conté hace tiempo que  las peleas entre hermanos sí se pueden prevenir e incluso solucionar.

Recuerda que es fundamental anticiparse y garantizar que tus hijos reciban atención individualizada para evitar que luego busquen llamar la atención a través de las peleas.

Por otro lado, resulta fundamental cuando surgen los conflictos no tomar partido, fomentar que busquen de forma autónoma una solución.

¿Y tú? ¿cómo llevas las peleíllas entre tus hijos?

¡Te espero!

Helena
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