Desmontar una rabieta

Desmontar una rabieta: La clave

El tema de las rabietas es uno de los que más remueve a esta comunidad  😊 ¡Y es que es muy difícil escaparse de ellas! Y aunque sepamos qué hay detrás (¡hola, frustración!), o incluso aprendamos a prepararnos para encauzar sus manifestaciones y ayudemos a nuestros hijos así a aprender a gestionarlas… ¡qué mal rato se pasa en el instante en el que debemos enfrentarnos al estallido de la tormenta! Desmontar una rabieta no es siempre fácil ni incluso factible; pero nos ayudará muchísimo contar con recursos a los que echar mano para minimizar su impacto e, incluso, neutralizarla. ¿Los vemos?

“Te sientas como te sientas, actúa siempre con calma y corrección”

Daniel Kahneman

 

Da igual todo lo que hayas leído e investigado; toda la precaución que puedas adoptar; o todas las estrategias que pongas en marcha… las rabietas aparecerán, ¡eso seguro! Y es que son una fase más del desarrollo de nuestros hijos y, solo por eso, debemos aprender a convivir con ellas.

Eso no significa que las alentemos o nos dejemos llevar. Como hemos visto, podemos ser conscientes de lo representan y prepararnos para que los niños aprendan a dotarse de recursos que les permitirán gestionarlas mejor y de forma más positiva. De igual forma, también podemos nosotros mismos dotarnos de herramientas que nos permitan mantener el rumbo cuando estalle la tormenta y conseguir desmontar esas rabietas.

El ingrediente clave para desmontar una rabieta

Parafraseando el disco de Siniestro Total que vio la luz allá a principios de los 90… Ante todo, MUCHA CALMA. Y es que esa es la clave fundamental para enfrentarse a los estallidos de rabia, ira y frustración que sufren nuestros hijos.

Cosa que, por otro lado, ¡ojo! no es nada fácil… Una rabieta no suele estallar cuando estás en paz contigo misma, estás descansada, tienes tiempo de sobra y estás en la intimidad de tu casa. ¡No, no, no! Lo más habitual es que ocurra cuando ya vas diez minutos más tarde de lo que deberías, tienes tres mil cosas que solucionar a lo largo del día y ha surgido algo de repente que no te ha dejado dormir. Y, por supuesto, la III Guerra Mundial ha estallado en el súper, donde los transeúntes os miran con cierta condescendencia mientras tu hijo patalea sin piedad.

En una escena así, estoy segura de que lo único que deseas, pides, sollozas e intentas es ¡QUE SE CALME! Pero, irónicamente, la mayoría de nosotras, cuando nos enfrentemos a una situación así… ¡perdemos la calma! Nos ponemos nerviosas, se nos acaba la paciencia y llegamos a nuestro límite de empatía hasta enfadarnos.

Si esto te ha pasado alguna vez… ¡Enhorabuena! ¡Eres humana! Una de las cosas más complejas a la que nos enfrentamos es a mantener la tranquilidad y el sosiego en un momento de estrés y tensión como el que estamos proyectando. Sin embargo, como mamis, debemos aprender que lograr dominarnos, gestionar nuestras propias emociones y mantenernos en calma es el camino para neutralizar y acabar con la rabieta y, por tanto, eliminar esa fuente de estrés.

Si yo me calmo, tú te calmas

Desmontar una rabieta a través de la calma puede parecer un poco raro; pero tiene su lógica 😊 Nosotros lideramos la comunicación con nuestros hijos y predicar con el ejemplo será la vía más rápida y efectiva para que consigamos la reacción positiva que esperamos de ellos en esa situación.

Esto se produce gracias a las neuronas espejo: un tipo de neuronas que posibilitan que, al observar la acción de otra persona, activemos las mismas conexiones como si nosotros mismos realizásemos esa acción. En otras palabras: ¿a que cuando ves a alguien bostezar te resulta prácticamente imposible la idea de reprimir un bostezo tú mismo? Ese es un ejemplo bastante gráfico del “poder” de estas neuronas espejo.

Por eso, si nosotros logramos mantener la calma, poco a poco nuestros hijos tenderán también a regresar a este estado. Por supuesto, no hay un tiempo estándar: unos tardarán más y otros lo harán más rápido.

Pero, ¿cómo consigo mantener la calma? Esta, sin duda, es una gran pregunta 😊 La respuesta va vinculada a nuestras propias emociones, por lo que no hay una única y verdadera… Pero reflexionar acerca de algunas cosas nos puede ayudar a no perder los nervios:

  • piensa que las rabietas o accesos de enfado/ira son normales y habituales en nuestros hijos, ya sean pequeños o adolescentes. Es la mejor forma que encuentran para transmitir su frustración o enfado
  • sé consciente de que no es algo personal. Los niños no se enfadan para molestarte a ti o “vengarse”. Simplemente es su forma de expresarse. Una forma que es, digamos, poco refinada

Cómo trasladar la calma para desmontar una rabieta

Trasladar esa calma a un niño enfadado no tiene una receta única. Nuestro acercamiento a él va a depender en gran medida de sus emociones y su propio carácter. Así, hay niños que aceptan el contacto físico como un bálsamo tranquilizador; y otros en cambio prefieren separarse o aislarse un poco hasta que se tranquilizan.

Pero en general, podemos tener en cuenta una serie de pasos que podemos dar proactivamente y que suelen ayudar a ir bajando la dosis de tensión del momento:

1.- Ponerse a su nivel

Especialmente válido para los niños más pequeños (¡en edad y estatura!). Es una muestra genial de empatía ya que, siendo niño, tener enfrente a un adulto enfadado que te triplica casi en altura puede ser hasta amenazador… Se trata una muestra física que significa “estoy aquí, estoy contigo”

2.- Sé respetuoso

Tendemos a tratar a nuestros hijos con bastante condescendencia, por el hecho de ser pequeños. Respeta su enfado y el motivo que lo haya causado, evitando frases como “¡eso es una tontería!” o “¡no tiene importancia!”. Para él la tiene; si no, no se habría puesto así…

3.- Ponle nombre a sus emociones

Una de las razones por las que tu hijo está teniendo una rabieta es porque no encuentra mejor forma de expresar lo que siente. Validar con palabras lo que está sintiendo ayudará, por un lado, a empatizar con él y que se sienta comprendido; por otro lado a que en próximas ocasiones él mismo sea capaz de utilizar esas palabras para expresarse.

4.- Sé conciso

En un momento emocional tan fuerte es muy difícil atender a grandes discursos. ¡Ya habrá tiempo de volver al tema y hablarlo más pormenorizadamente! Pero en ese instante, trata de mostrarte breve y sucinta.

¿Cómo afrontas tú las rabietas? ¿Logras mantenerte zen o acaban con tus nervios? Si tienes algún truco infalible para no perder la calma, ¡déjalo en comentarios! Porque es útil para estos momentos con nuestros hijos, ¡pero también para afrontar muchas otras situaciones cotidianas!

Desmontar una rabieta tiene su miga pero hay que ser conscientes de que después de la tormenta ¡siempre llega la calma! En el próximo post veremos qué podemos hacer después de estos episodios de enfado, porque una vez superados, ¡también nos pueden ser útiles para como padres y para mejorar la relación con nuestros hijos!

Si más allá de las rabietas quieres información sobre educación respetuosa, no te pierdas otros artículos que puedes encontrar en el blog. Además, en la web tienes disponible el videotraining gratuito y el curso online Madres al Borde de un Ataque de Nervios. Y de forma personal estoy a tu disposición con sesiones de coaching: ¡recuerda que podemos concertar una sesión gratuita de diagnóstico!

¡Te espero!

Helena 
Sin comentarios

Publicar un comentario