Asertividad niños

Por qué trabajar la asertividad con los niños

“Si quieres ser respetado por los demás, lo mejor es respetarte a ti mismo. Solo por eso, solo por el propio respeto que te tengas, inspirarás a los otros a respetarte”

Fedor Dostoievski

Estas últimas semanas han estado llenitas de talleres. Reconozco que cuando encadenas varios seguidos es muy difícil no acabar agotada, pero aún así, para mí siempre son una experiencia increíble que me permite enseñar, sí; pero también aprender muuucho, la verdad es que me lo paso bomba.

Sin ir más lejos, esta semana la he comenzado con un taller para padres y madres en el que les acompañaba  en busca de herramientas para trabajar la asertividad con los niños y frenar la epidemia del yo, yo, yo. ¿Que qué es eso? Te lo cuento en un segundo 😊

Por qué trabajar la asertividad con los niños para conseguir una relación sana.

Si te cuento que mis hijos se han convertido desde su llegada en el centro de mi vida estoy bastante, bastante segura de tu reacción… ¡Pues vaya novedad, Helena! Para mí, como seguramente para ti, la maternidad supuso dejar de lado mis prioridades y centrarme en las necesidades de mis hijos. Sin embargo, algo que sucede de forma tan natural (casi instintiva, diría yo) puede también ser el germen de la creación de un niño emperador, que se convierta en dueño de la casa y en un pequeño dictador en vuestra relación.

No me malinterpretes: ¡claro que los niños llegan con un saco de necesidades debajo del brazo! Y nuestro papel como mamis exige que seamos, una vez más, conscientes de las mismas y que les acompañemos durante el viaje de maduración que les enseñará a afrontarlas y solventarlas. Pero también es cierto que durante ese período nosotros seguimos enfrentando nuestras propias necesidades que han de ser cubiertas. ¡Y esta última es la parte que siempre se nos olvida!

Y eso no es bueno ni para nosotros, ni para nuestros hijos…

Sus necesidades vs. nuestras necesidades… ¡en la asertividad está la clave!

Adoptar una actitud asertiva y transmitirla en la forma de comunicarte con tus hijos es un paso fundamental en la búsqueda del equilibrio para satisfacer esas necesidades que mencionaba antes: tanto las suyas, como las tuyas.

Pero déjame empezar por el principio y sentar las bases del concepto: ¿qué se entiende por comunicación asertiva? Básicamente, aquella forma de expresarse que permite defender los derechos propios, expresar opiniones y realizar sugerencias siempre desde el respeto hacia los demás pero también hacia las propias necesidades.

Imagina una persona carente de empatía y que, por tanto, impone la satisfacción de las necesidades propias por encima de cualquier otra cosa… ¿Ya está? ¿La tienes? Piensa ahora cómo se comportaría, qué contestaciones y actitudes tendría… Como supondrás, su comunicación se caracterizaría por tener un alto componente de agresividad al tener como objetivo único lograr complacer sus deseos.

Ahora, visualiza justamente el extremo opuesto: alguien que siempre supedita sus acciones al cumplimiento de lo que los demás necesitan. ¿Cómo crees que se comunicaría con los demás? Pues lo más probable es que tuviese una actitud pasiva, siendo incapaz de demostrar cuáles son sus verdaderas necesidades al carecer de la autoestima suficiente para ello.

Justo en el medio de las dos situaciones anteriores es donde se encuentra la comunicación asertiva. El punto de equilibrio que permite comunicar exponiendo dignidad, autoconfianza y, también, respeto por los demás y, a la vez, por uno mismo. 

¿Y si en nuestra comunicación con los niños no reflejamos asertividad?

Y ahora, sé sincera… ¿hacia qué extremo te inclinas tú al comunicarte con tu hijo/a? Si sientes que te inclinas más hacia un rol pasivo, hay muchas posibilidades de que seas una mami sobreprotectora.  Pues bien, déjame decirte que en ese papel de mami protectora, es facilísimo olvidarte de tus necesidades al anteponer las de los niños. Así, adoptamos una actitud pasiva y sumisa frente a sus deseos y necesidades, empujándoles a convertirse en el centro del hogar y de nuestras vidas.

El problema es que cuanto más tendemos nosotros a inclinarnos hacia ese extremo, más se acercan nuestros hijos hacia la actitud agresiva contraria, ya que entienden que sus deseos y necesidades están por encima del resto y, por ello, no desarrollan la empatía necesaria que garantiza la adquisición de las competencias sociales básicas.

También puede pasar que según vayan creciendo y puesto que el modelo que han visto en casa es el de sumisión, ellos mismos terminen siendo sumisos de adultos dándole siempre prioridad a las necesidades de los demás y olvidándose por completo de las suyas.

La epidemia del yo, yo, yo: identificar los síntomas

En la metodología My Family Lab nos referimos a este fenómeno, bastante extendido hoy en día, como la epidemia del yo, yo, yo. Frenarla está en tu mano; y, para ello, lo primero es reconocer los síntomas que manifiesta… ¡atenta!:

  • Si tu hijo/a se comporta como si sus deseos fuesen órdenes
  • Si todo lo quiere; pero, además, ¡lo quiere YA!
  • Si no soporta que las cosas no salgan según él o ella quiere, y demuestra cero tolerancia a la frustración,
  • Si da por hecho todo lo que tiene sin mostrar ni una pizca de agradecimiento,
  • Y si cree que no hay que esforzarse para conseguir lo que desea…

Estamos ante un caso de epidemia del yo, yo, yo. Tratarlo con urgencia es algo obligado. 

Asertividad con tu hijo/a, la mejor medicina

Antes incluso de contraatacar la epidemia, es fundamental asegurarnos de que no contribuimos a su expansión, porque es algo que a menudo hacemos sin tener conciencia de ello… ¡Que no cunda el pánico! No hay nada perdido 😊 Para empezar, te animo a que reflexiones un instante sobre tus acciones y las orientes hacia:

  • Que tu vida no gire exclusivamente en torno a tu hijo/a: ¡acuérdate del autocuidado!
  • Permite que se enfrente a la frustración
  • Establece límites, normas y consecuencias claras

Dando igual importancia a tus necesidades que a las suyas y fomentado una relación y comunicación basada en el respeto mutuo se pondrá la primera piedra para la recuperación.

Además, también está en tu mano incorporar nuevas formas de ayudar. Por ejemplo:

  • Establecer lo que yo llamo contribuciones familiares, es decir, definir lo que comúnmente conocemos como tareas del hogar con las que tus hijos tendrán que cumplir (adaptándolas a su edad)
  • Introducir la paga que, como ya vimos aquí, es una herramienta fantástica para fomentar su responsabilidad.
¿Qué tal? ¿Preparada ya para erradicar la epidemia del yo, yo, yo con la vacuna de la asertividad?

Como ves, en el taller presencial tuvimos un rato muy entretenido hablando largo y tendido de esto y otras técnicas para luchar contra la epidemia. Si no pudiste venir y querrías profundizar más en el tema no olvides que siempre podemos tener una sesión online privada y gratuita de diagnóstico para tratar cualquier tema que te preocupe de la educación de tus hijos y que veamos de que manera puedes trabajarlo.

¡Te espero!

Helena Ruiz Pino

 

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