Estilos educativos ¿qué tipo de madre quieres ser?

Estilos educativos… ¿qué tipo de madre quieres ser?

“Lo que se les dé a los niños, los niños lo darán a la sociedad”

Karl A. Menninger

A veces me pasa que me imagino la maternidad como un largo viaje en coche: hay tramos que son sorprendentes y descubres paisajes maravillosos; los hay que están dominados por los baches y ya no sabes ni cómo ponerte para sortearlos; los hay de autopista en los que se pone el piloto automático; y también hay veces en las que llegamos a una bifurcación del camino y no tenemos ni idea por dónde seguir… Este último fue mi caso cuando tuve que enfrentarme a elegir entre un abanico de  estilos educativos con el que me identificase y al que pudiese ser fiel a lo largo del tiempo. ¿Cojo el camino de la maternidad amable? ¿Me voy mejor por el de la firmeza? ¿Cómo saber cuál reportará más beneficios a largo plazo y contribuirá a que mis hijos se conviertan en adultos autónomos, amables y respetuosos?  

¡Estoy segurísima de que no soy la única indecisa en este cruce! ¡Levanta la mano si tú también te has tirado de los pelos esperando una señal del cielo que te indicase el camino! Aquí nadie tiene superpoderes… pero te invito a que explores conmigo los dos caminos antes de tomar una dirección definitiva.

La amabilidad como estilo educativo

Ser amable fue mi primera opción. Siguiendo este camino, visualizaba una maternidad más relajada, calmada, ¡incluso más feliz! Y sí, por supuesto que tiene muchas ventajas:

  • Relación en la que predomina el cariño
  • Se minimiza el conflicto
  • Hay más respeto entre padres e hijos
  • Se ejercita la empatía
  • Genera mayor acercamiento entre ambos
  • Se da un buen ejemplo para tratar a los demás
  • En general, se cimenta sobre menos tensión y más disfrute

Pero no, no es oro todo lo que reluce. Al igual que podemos extraer muchos puntos positivos, también os aseguro que mis hijos comprobaron consecuencias negativas como:

  • Ausencia de límites
  • Niños convertidos en el centro de atención
  • Cero tolerancia a la frustración
  • Sin capacidad de autocrítica: culpaban a los demás de sus desdichas
  • Baja autoestima
  • Y, en general, unos niños perdidos ante la falta de normas a las que atenerse.

Entonces, estilo educativo firme y autoritario

Eso al menos fue lo que pensé yo… Si el primero traía consigo efectos secundarios no deseados, no quedaba más remedio que deshacer el camino y emprender el otro trayecto.

Igualmente, no te puedo negar que no viese puntos positivos:

  • Mayor control de la situación
  • En cierto modo, era más fácil: no había que razonar; bastaba un ‘porque lo digo yo, y punto’
  • Trabajábamos mucho más la organización y la disciplina
  • Y sentía que se lograba esa obediencia que esperamos de nuestros hijos.

¡Ya está! ¿Había dado con la solución? ¿Todo era un panorama de paisajes maravillosos y arcoíris? Pues… va a ser que no. Decantarme por el autoritarismo también me hizo ser consciente que esta fórmula dejaba efectos secundarios no deseados en mis hijos:

  • Obedecían, sí; pero mayoritariamente por miedo a las consecuencias
  • Eran más dependientes y menos autónomos de lo que yo esperaba
  • Tenían dificultades para tomar decisiones
  • Respondían con actitudes a veces demasiado sumisas y en etapas demasiado rebeldes y desafiantes
  • En definitiva, parecía que habían perdido un poco de chispa en esa personalidad que les hace únicos.

Efecto péndulo: de un estilo educativo a otro como pollo sin cabeza

Si has llegado leyendo hasta aquí estoy segura de dos cosas:

1.-que entiendes perfectamente de lo que hablo porque también has experimentado esa indecisión en el cruce sobre qué estilo educativo adoptar,

2.-¡que seguro que quieres saber que pasó después!

Pues bien, que entré en una fase pendular en el que trataba de ser unas veces amable y otras imponer mi autoridad. De verdad, de verdad, de verdad de la buena que yo seguía sintiendo ese impulso de que la relación con mis hijos la dominara la amabilidad; pero cuando veía que perdía el control y que, básicamente, se me subían a la chepa, sacaba el traje de autoridad para decir ¡hasta aquí! Pero claro, luego sentía una culpa… que volvía de nuevo al inicio para reproducir el mismo esquema una y otra vez.

Y así todo el rato.

Estilo educativo My Family Lab: firmeza con dignidad y respeto

En este maravilloso viaje de mi maternidad, las ganas de querer aprender más y toda la formación y el aprendizaje previo que llevaron a la creación de My Family Lab terminaron por ser mi tabla de salvación. ¿Por qué? Porque aprendí que no es para nada incompatible ser firme y amable a la vez y que se podía crear una metodología que fuese igual de respetuosa tanto con los niños como con los padres.

¡Alucinante! ¿Es música para tus oídos como lo fue para los míos? Pues espera a ver algunas de sus claves:

  • Libertad, ¡SÍ! Pero con límites y normas
  • Basándome en la manifestación de afecto y apoyo
  • Les exijo a mis hijos, pero nunca más de lo que pueden dar
  • Fomento la iniciativa, asumiendo que aprenderán de sus errores
  • Celebro sus éxitos, ¡claro! Pero también apoyo sus fracasos
  • Permito expresar deseos, opiniones y sentimientos, siempre que éstos sean desde el respeto y no sean ofensivos para nadie.

Gracias a estos principios he conseguido sentirme a gusto con mi estilo educativo como madre, ser fiel a él y mantenerlo en el tiempo; lo que es vital para conseguir los resultados que esperamos.

¿Que qué espero yo de mis hijos?

Que sean seguros e independientes, que tengan autocontrol sobre su conducta, que asuman sus responsabilidades, que sean socialmente competentes y que desarrollen un buen nivel de autoestima.

Yo creo que la foto así queda bastante clara ¿verdad? Cuéntame en comentarios, ¿Qué opinas al respecto? ¿con qué estilo te identificas más? 

Si tú estás en mi barco y quieres trabajar en los mismos objetivos, My Family Lab es tu comunidad 😊 Y tanto el curso online ‘Madres al borde de un ataque de nervios’ como las sesiones de coaching familiar pueden ser un buen inicio para conocer estrategias y herramientas que te den las claves para reconectar con tus hijos y decidir, de una vez por todas, la dirección que quieres tomar en tu viaje de maternidad.

¡Te espero!

Helena Ruiz Pino

 

2 Comentarios
  • Gaby Cuellar
    Publicado a las 09:28h, 19 mayo Responder

    Me encanta el artículo! Venimos de una generación donde el autoritarismo era la clave pero en mis carnes he comprobado que el miedo y la dependencia son algunas de las consecuencias. Yo quisiera alejarme de ese estilo, pero también estoy en el proceso de búsqueda y este artículo que escribes me abre los ojos a nuevas posibilidades! Gracias Helen!!!

    • Helena
      Publicado a las 09:49h, 19 mayo Responder

      ¡Muchas gracias Gaby! Para mí el que nuestros hijos quieran colaborar por miedo nunca debería ser el camino. Me alegra infinito que el artículo te ayude en tu proceso de búsqueda. ¡Gracias a ti siempre por demostrar que estás al otro lado! :)

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